Un café en la neblina

El sábado 11 del corriente mes (ayer) publicaron en la sección Cartas de lectores del diario La Capital una opinión/respuesta que envié en la semana sobre la polémica ley que prohibe fumar en espacios cerrados.

Un café en la neblina
Contesto la carta de Cristina Retamales Contreras (3/11) sobre el derecho al aire puro. Creo que nadie pone en tela de juicio los efectos que tiene el humo para los fumadores pasivos ni tampoco la necesidad de que existan lugares libres de humo. El problema de la ley es que no se le permite al fumador elegir, como bien decía en su carta. El derecho a la salud, educación y tantos otros no son menos que el derecho a la libertad de elección. Y no hablemos de los perjuicios que trae esta ley, sin ir más lejos hace unos días fui a cenar a El Cairo y uno de los dueños me comentaba la cantidad de dinero que perdía, que lógicamente termina por afectar directamente a sus empleados. Yo pregunto: ¿a qué no fumador le molestaría que existan locales para fumadores y para no fumadores?. Dejemos que cada uno elija, yo como fumador tomarme un café en la neblina y vos como no fumadora hacerlo con el aire limpio. Si quieren controlar algo que sea la cantidad de locales habilitados para fumadores. Seamos justos y que todos tengamos el mismo derecho.

Encontré un pequeño error gramatical en la publicación, debería decir esto:

El problema de la ley es que no se le permite al fumador elegir. Como bien decía en su carta, el derecho a la salud, educación y tantos otros no son menos que el derecho a la libertad de elección.

Recibí en mi casilla desde insultos hasta amenazas, sin pasar por quienes me catalogaron de asesino por fumar. El 90% no había entendido lo que decía la carta, simplemente leyeron que estaba a favor de los bares PARA fumadores e hicieron lo que mejor saben: opinar por deporte.

Para entender mejor mi respuesta los invito a leer la carta titulada El derecho al aire puro.